Hola, les quiero compartir un cuentito que escribí, aun es algo en lo que estoy trabajando. Todo el feedback sobre esta historia es bienvenido.
La Historia de una invención postmoderna
Una elegante limusina se estacionó en frente de la Corporación Phobos. En su interior viajaba el Doctor Esteban González, coordinador en jefe del “Proyecto Fénix”, uno de los hombres más inteligentes y adinerados del país. Además de poderoso, Esteban era un hombre realmente atractivo, dueño de un cuerpo formado a través de interminables horas en el gimnasio y un rostro creado por el mejor diseñador facial de la ciudad. Ese día estaba perfectamente maquillado y vestía un traje confeccionado por Schulze-Mittendorff. Definitivamente se podría afirmar que, a sus 42 años, Esteban había logrado cumplir el su sueño de niñez, ser como los científicos de los films clásicos.
Se bajó de la limosina y se dirigió a la entrada con paso seguro. Frente a la puerta del edificio Esteban González había de recordar aquella tarde remota en la que su padre lo llevó a conocer el cine. En la oscuridad, frente a la enorme pantalla, aprendió lo que significa ser un hombre. Tendría 8 años, pero desde esa época, toda su vida y su carrera han sido inspiradas por las antiguas películas de super héroes, historias donde un apuesto y clásico Robert Downey Jr., interpretaba a un científico sexy y millonario. Adoraba ese héroe de antaño que inventaba armas futuristas, implantes cibernéticos y robots que podían vencer a cualquier villano. Es increíble que los jóvenes de hoy en día no conozcan a Downey, no saben de lo que se están perdiendo.
En el vestíbulo estaba todo su equipo esperándolo, se veían impecables, profesionales y sobre todo científicos. Siempre puntuales y disciplinados, todos habían llegado temprano, aun faltaba media hora para la presentación, y tenían un momento para revisar con detenimiento los últimos detalles. Repasaron todos los gráficos, los resultados de las simulaciones y los datos estadísticos. ¡Estaban listos! El equipo de Esteban estaba conformado por un selecto grupo de profesionales, de todas las disciplinas científicas, que Esteban se había encargado personalmente de seleccionar. En los 10 años de estar coordinando el proyecto, se había convertido en una verdadera figura paterna para todos, se sentía como si fuese el patriarca de una gran familia. En las oficinas de la Corporación Phobos eran conocidos como “la secta del Fénix”, e inclusive corrían rumores de que Esteban aprobaba o desaprobaba las relaciones sentimentales de cada uno de los miembros. Lo cual no siempre era cierto.
Pero esos rumores no importaban a nadie, el “proyecto Fénix” era una de las principales apuestas de la gigantesca corporación. Habían invertido varios cientos de millones de créditos en el desarrollo de este proyecto en particular, e inclusive el consejo autorizó la construcción de laboratorios especializados para evitar el espionaje corporativo. Este era el proyecto que más intentos de infiltración había recibido en el último lustro, pues inclusive las empresas de la competencia sabían que el proyecto de Esteban revolucionaría el mundo moderno y los haría inmensamente ricos.
Faltando cinco minutos para la presentación, todo el equipo subió al ascensor en silencio, con la misma solemnidad que solamente guardamos en una ceremonia religiosa. Esteban los miró orgulloso, en ese momento recordó las cientos de horas en el laboratorio, los miles de experimentos y las millones de risas que durante todos estos años habían intercambiado. Todo este esfuerzo para llegar a este glorioso momento en el que iban a presentar sus resultados al consejo de la corporación.
En el piso 77, donde se encontraba la oficina del director ejecutivo, bajaron del ascensor y se dirigieron al salón principal. En menos de un minuto estaba todo listo para la presentación y los miembros del consejo comenzaron a entrar. Después de los protocolarios saludos y formalidades Esteban comenzó su presentación diciendo:
“Señoras y señores del consejo, les presento la primera máquina del tiempo realmente operativa de la historia…”
Por espacio de 20 minutos presentó un resumen de todos los años de trabajo, los experimentos, los cálculos que fueron necesarios, los desafíos y los avances en la ciencia que habían logrado durante su investigación. Al finalizar la presentación todos los miembros del consejo guardaron silencio y el único que habló fue el director ejecutivo, John Anderton.
Mirando a Esteban a los ojos le dijo: “creo que hablo en nombre de toda la mesa directiva… Esteban, nos parece absurdo haber gastado 10 años y varios cientos de millones de créditos en una máquina del tiempo que solo funciona para ir 1 segundo al pasado.”
Visiblemente disgustado, Anderton le dio la espalda a Esteban y dijo a su secretaria.
“Llame a la oficina de recursos humanos, que terminen el contrato de Esteban González y que le asignen el proyecto Fénix a Ramirez.”
La secta estaba en shock, murmuraban incoherencias y algunas lágrimas comenzaron a aparecer. Sin embargo Esteban no perdió la compostura, aún poseía su máquina. Entonces solo tenía que esperar, poner en orden sus pensamientos y cavilar ante sus poderes aún no probados. Pues aun era el amo del mundo y no estaba del todo seguro sobre lo que hacer a continuación. Mas ya pensaría en algo.